Proclamación del evangelio de
San Lucas 2, 16-21
Hoy, día primero del año, celebramos la fiesta de Santa María, Madre de Dios y el Día de la Paz. Haremos dos lecturas: una del libro de los números y la otra, del evangelio de San Lucas. Escucharemos también la llegada de los pastores a ver a Jesús niño y la circuncisión de ese mismo Ni
Proclamación del evangelio de
San Lucas 2, 16-21
Hoy, día primero del año, celebramos la fiesta de Santa María, Madre de Dios y el Día de la Paz. Haremos dos lecturas: una del libro de los números y la otra, del evangelio de San Lucas. Escucharemos también la llegada de los pastores a ver a Jesús niño y la circuncisión de ese mismo Niño.
LECTURA DEL LIBRO DE LOS NÚMEROS 6,22-27
22 El Señor dijo a Moisés: 23 Di a Aarón y a sus hijos: Así han de bendecir ustedes a los israelitas:
24 Que el Señor te bendiga y te guarde;
25 que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te sea propicio;
26 que el Señor te muestre su rostro y te conceda la paz.
27 Así han de invocar mi nombre sobre los israelitas.
Y yo los bendeciré.
PROCLAMACIÓN del evangelio de Lc 2,16-21
16 Los pastores fueron a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17 Al verlo, contaron lo que les habían dicho acerca de aquel niño. 18 Y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que contaban los pastores. 19 María, por su parte, guardaba todos estos sucesos en su corazón y los meditaba. 20 Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios, porque todo lo que habían visto y oído era tal como se lo habían anunciado.
21 Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes
de su concepción.
HERMANAS Y HERMANOS,
ESTAS DOS LECTURAS
SON PALABRA DE DIOS.
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COMENTARIO
Queridas amigas-os: Como hemos dicho al comienzo, hoy celebramos la fiesta de Santa María, Madre de Dios y la Jornada mundial por la Paz.
El texto del libro de los Números habla de bendición y de paz. Debiera ser un día alegre. Pero duele la referencia a la paz, porque el mundo está embarazado de armas y de cadáveres.
El libro de los Números nos ofrece una preciosa bendición. Los pastores llamados a adorar al niño simbolizan a la gente pobre que Dios quiere recuperar. La circuncisión de Jesús nos certifica la humanidad de Jesús y su etnia judía. El nombre de Jesús significa salvador y está lleno de ternura, lo mismo que la incisión que le hicieron. Es un preludio de lo que será este niño. La celebración de Santa María nos recuerda a la Reina de la Paz, que canta la victoria de la justicia: Derriba del trono a los poderosos y levanta a las humilladas.
La Jornada de la Paz nos quema las entrañas. El texto del libro de los Números es bello. Pero nos viene a la memoria el grito ancestral: Pacta sunt servanda –hay que cumplir los pactos- y los oídos sordos de muchos gobernantes. Y recordamos conversiones al catolicismo de gobernantes armadores de guerras preventivas sin ninguna muestra de arrepentimiento y su aceptación en la Iglesia sin ningún tipo de exigencia. Y luego no hay armas de destrucción masiva. Y nos dan el número de ciudadanos USA muertos en tal o cual guerra: 4500, 5400. De los otros muertos no dicen nada, porque son los nadies, que valen menos que las armas que los matan. Pero se calcula que en Irak murieron un millón doscientas mil personas, en una guerra lanzada y realizada por dinero y petróleo, en provecho de las transnacionales y de gente enriquecida que está detrás.
Y ¿qué decir de los drones?
Mejor llorar de rabia y luchar.
Pero oremos a Santa María, Reina de la paz, y a Jesús, Príncipe de la paz, que nos dan fortaleza y aliento ante tantos destrozos, para aportar nuestro granito de maíz en la lucha por la paz.
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PLEGARIAS
Oración por la paz
¡Qué oscuro te pones a veces, Señor!
¡Qué oscuro y qué difícil de ver
en esta Jornada Mundial de la Paz!
El salmo dice que te rodeas de luz como de un manto.
Pero hoy te me rodeas de negrura y no te veo.
Las armas son oscuras, Señor.
Y quienes las fabrican son los árbitros del mundo.
¡Los jueces de la tierra vestidos de negro riguroso,
que no toleran que se les juzgue a ellos!
Mis ojos están envueltos de oscuridad y luto.
Viniste hace dos mil años
y seguimos matándonos con más crueldad que en el circo romano.
¡Cómo engordan sus economías los dueños del mundo!
Engordan como cebones, pero son monstruos insaciables,
con las manos manchadas de sangre
y miles de armas colgadas de sus vestidos.
Las venden a la gente empobrecida,
a la que luego llaman monstruos.
Y muchos de tus seguidores los apoyan,
con fúnebres aplausos estridentes, ¡ay!
Pero alzaremos pesadamente la vista
–arriba los corazones –
y nos reuniremos otra vez tus comunidades
para hablar de tu paz.
Y seguiremos creyendo en plena noche,
y luchando... como enanos contra gigantes.
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Santa María, Reina de la Paz
Pequeña, muy pequeña, María de Nazaret,
insignificante a los ojos de carne,
significante a los de Dios,
que cantaste la ruina de Babilonia, la belicosa,
la caída estrepitosa de sus altos tronos,
la exaltación de quienes no son nada,
el reinado de las humilladas,
donde tú serás la hermana Reina,
en la Tierra Nueva de la fraternidad desarmada,
la Tierra de la Paz.
Danos tu esperanza y tu ternura,
para aliviar el peso de las armas
y curar sus llagas innumerables.
Proclamación del evangelio de
San Juan 1, 19-28
Hoy, 2 de enero, seguimos dentro del tiempo de Navidad. Y tenemos como evangelio un texto de Juan, que nos retrata también al Bautista como un profeta de cuerpo entero, irreductible a cualquier halago. Escuchemos el texto.
19 Los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a pregunt
Proclamación del evangelio de
San Juan 1, 19-28
Hoy, 2 de enero, seguimos dentro del tiempo de Navidad. Y tenemos como evangelio un texto de Juan, que nos retrata también al Bautista como un profeta de cuerpo entero, irreductible a cualquier halago. Escuchemos el texto.
19 Los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntar a Juan Bautista: “¿Quién eres tú?” 20 Él dijo la verdad, no la negó. Este fue su testimonio rotundo: Yo no soy el Cristo. 21 Le preguntaron: Entonces ¿eres Elías? Les respondió: No lo soy. ¿Eres el profeta que esperamos? Respondió: No. 22 Otra vez le preguntaron: Tenemos que dar una respuesta a los que nos han enviado. ¿Quién eres? ¿Qué dices de ti mismo? 23 El les respondió: Yo soy la voz del que clama en el desierto: Enderecen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías. 24 Algunos de aquella comisión eran fariseos. 25 Y le preguntaron: Entonces ¿por qué bautizas, si no eres tú el Cristo ni Elías ni el profeta? 26 Juan les respondió: Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno a quien no conocen. 27 El viene detrás de mí; y yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia. 28 Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando.
PALABRA DEL SEÑOR
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COMENTARIO
Saludos cariñosos, amigas y amigos de Evangelio Vivo. Estamos en el inicio del nuevo año civil y en el tiempo litúrgico de Navidad. Y aunque el día del nacimiento de Jesús ha pasado, la liturgia nos presenta de nuevo al Bautista como si estuviéramos preparándonos para la Navidad. Es igual. Siempre estamos preparándonos para recibir al Señor, que viene constantemente a nuestro encuentro. El retrato de Juan Bautista que nos da este texto es prácticamente igual que el que nos dan los evangelios sinópticos. Muestra la misma humildad que en los demás evangelios. “En medio de ustedes, dice, hay uno a quien no conocen. 27 El viene detrás de mí; y yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia”. ¿A quiénes habla de esta forma?
A una comisión que ha venido de Jerusalén a examinarlo. Lo envían los líderes del judaísmo. Juan Bautista está bajo sospecha. Las instituciones suelen recelar de los profetas; y a menudo los persiguen. Antes de su humilde respuesta final, ha ido respondiendo a las preguntas que le hace la comisión. Y, como acabamos de ver en el pasaje evangélico, sus respuesta son cada vez más secas. A la primera pregunta responde: Yo no soy el Mesías. A la segunda, no lo soy. Y a la tercera, NO.
No era un adulador de la autoridad, ni siquiera de la autoridad religiosa. Actuaba por Dios, sólo por Dios. Como todos los profetas auténticos. Y la autoridad civil lo eliminó, con la implícita aprobación de la autoridad religiosa.
Humilde, pero firme. Humilde, pero entero. Es un testigo. Testigo de la luz. No es la luz. La luz es Jesús. Y Juan lo reconoce.
Mirando su impresionante imagen, les invito a decir: Alma mía, no te vendas. No adores a líderes políticos ni a líderes religiosos. No adores a jefes, pastores y jerarquías. Solo Dios es Dios. ¡Qué ridículas esas personas que adoran a sus líderes, pastores y jerarquías! Adorar solo a Dios es fuente de libertad y personalidad.
En estos tiempos de confusión que estamos viviendo, ¡qué gran figura es el Bautista! Un gran ejemplo, un gran testigo y un gran mártir. Todo un modelo.
Preparen el camino del Señor, enderecen los senderos, nos grita hoy también, refiriéndose al compromiso social transformador. Nos invita a trabajar con otras personas como nosotros por una sociedad mejor. Y que no descuidemos nuestro propio cambio personal.
Que el Señor les dé la gracia de seguir el ejemplo de Juan Bautista.
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PLEGARIA
El árbol
He visto un árbol imponente,
plantado en medio del desierto,
con raíces que se hunden en la arena,
y no se secan ni se mueren.
Veo ramas del árbol,
que crecen hacia oriente y oocidente,
abrazando el espacio,
y se elevan arriba de las nubes,
hacia la eternidad.
A su lado los reyes son arbustos
de escuálido ramaje.
Y los gobernantes, enanos,
que solamente tienen la fuerza de la espada.
El sigue hablándonos desde la cárcel,
gritándonos desde el martirio,
empujando discípulos al Profeta que llega
del seno de las nubes.
¿Qué salisteis a ver en el desierto?,
me preguntas. Y quedo sin palabras,
pequeño ante esculturas tan enormes,
palos que no se inclinan jamás a ningún viento,
porque vienen de arriba
y nutren sus raíces en abismos sin fondo.
Y el Viento me despierta sueños de profundidades insondables,
con ansias de subir más alto que los altos montes.
Proclamación del evangelio de
San Juan 1, 29-34.
29 Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
30 Este es por quien yo dije:
Detrás de mí viene un hombre,
que se ha puesto delante de mí,
porque existía antes que yo.
31 «Yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para
Proclamación del evangelio de
San Juan 1, 29-34.
29 Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
30 Este es por quien yo dije:
Detrás de mí viene un hombre,
que se ha puesto delante de mí,
porque existía antes que yo.
31 «Yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él se dé a conocer a Israel.»
32 Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él.
33 Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo:
`Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo'.
34 Y yo le he visto y doy testimonio de que ése es el Elegido de Dios.»
PALABRA DEL SEÑOR
COMENTARIO
Amigas y amigos: Este breve pasaje es otro testimonio de Juan Bautista. Es el gran testigo de Jesús. Aquí da testimonio de lo que se le ha comunicado de arriba. Ha visto al Espíritu bajar sobre Jesús y quedarse encima de él. “Yo no lo conocía”, dice Juan repetidamente con humildad. “Pero he visto a la paloma descender sobre él y permanecer en él”. Se lo había comunicado el que le envió a bautizar con agua, e decir Dios Padre. .Jesús es, pues, el verdadero poseedor del Espíritu y el que nos lo transmite a nosotros. El verbo quedarse o permanecer tiene especial interés. Nos dice que el Espíritu permanece en Jesús. Y se refiere a la permanente unión de Jesús con el Padre. En la pascua, Jesús nos lo transmitirá a los creyentes y permanecerá con nosotros. Si Juan bautiza con agua, es para que Jesús se dé a conocer a Israel.
En el evangelio de Juan, la muerte de Jesús por nuestros pecados no destaca como el motivo principal de su crucifixión. La expresión Cordero de Dios alude más bien a los corderos sacrificados en la pascua judía, que van a ser sustituidos por la muerte de Jesús, o sea, por la pascua cristiana. La palabra pecado, puesta en singular, se puede entender como una referencia a lo que hoy llamamos pecado estructural, que llena las estructuras de la sociedad y nos contagia a todos. Jesús, con su Espíritu, quita o destruye esas estructuras, por medio de nuestra lucha no-violenta.
A propósito de todo esto, es interesante recordar que el evangelio de Juan nos presenta a Jesús en otro lugar como nuestro camino verdad y vida (14,6). Camino hacia el Padre, nuestro único camino, nuestro único mediador. Verdad vital, no científica ni filosófica, sino la verdad sobre la vida humana y la sociedad. Y la Vida auténtica, que es la que procede de él. Otra cosa es que luego lo colgaran de la cruz; pero más que por nuestros pecados, por la vida de amor y compromiso sin tregua que llevó, como un incendio desatado por su amor.
Plegaria
Manso cordero
Cordero,
manso cordero,
que, sin espadas ni violencias,
hiciste frente al lobo enfurecido
en lucha desigual.
Cordero,
manso cordero,
que te dejaste devorar por el chacal,
no sin haber luchado duramente
por liberar a otros corderos
de sus oscuras fauces
dentelleantes…
Cordero,
manso cordero,
que no gritabas en las plazas
ni rompías la caña resquebrada,
mas te atrevías a llamar ‘hipócritas’
a quienes colocaban la persona humana
debajo de las leyes.
Cordero,
manso cordero,
a quien no pudo retener la sepultura,
y te alzaste triunfante,
para hacernos personas,
mujeres y hombres,
hijas de Dios,
libres, fraternas.
Cordero amado,
manso y valiente,
humilde y firme,
entrañable cordero…
Llegan los archivos muy pronto
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